Cartas a Louise Colet

Sinopsis
Que nadie pregunte por las cartas de Louise Colet a Gustave Flaubert: la piadosa mano de Caroline Franklin-Grout, preocupada por mantener limpia la memoria de su ilustre tío, destruyó aquellas misivas, muy indecentes a su juicio. Pero es inútil lamentarse al respecto. Las cartas de Louise a su amante difícilmente podrían contener nada muy nuevo, nada que no sepamos o podamos adivinar gracias a las cartas del propio Flaubert. En efecto, éstas no constituyen la mitad de un todo truncado para siempre, las réplicas de un diálogo perdido. Son una totalidad, un monólogo completo y redondo, un retrato personal e íntimo y de la poetisa madura. Poco importa que dichos retratos sean exactos y penetrantes, o que estén falseados por la pasión amorosa. Tal fuego, en todo caso, no duraria.
Los entusiasmos iniciales de los primeros meses cederán pronto ante la serenidad de sentimientos más tibios y darán paso a lo que da todo su valor a estas cartas: las reflexiones de Flaubert sobre la vida y el pasado; consejos sobre lecturas y el arte de escribir; varias fobias y ardientes filias; juicios apasionados acerca de la amistad y el arte, la sociedad y la creación literaria; detalladas anotaciones y correcciones de textos de Louise que revelan la paciencia y el gusto artístico de Flaubert y, en definitiva la lealtad a su amiga. Ni siquiera 1 correcciones de Gustave lograron que, los versos de la Musa sean legibles hoy. La poetisa profesional ha muerto para la historia literaria, pero la amante de Flaubert vive en las cartas, lo que no deja de ser un consuelo y algo que debemos agradecerle.