Viva la CIA! ¡Viva la economía!

Sinopsis
AVERÍA: Reóstatos, bujías y filípicas, según las estadísticas cada vez hay menos víctimas. Tu ministerio no funciona: no hay ningún trabajador en coma ni un intoxicación colectiva ni una catástrofe radioactiva. Ha descendido, por Viricón, el ritmo de producción: hay pocos mutilados y pocos envenenados. ¿Qué ocurre con los vinos adulterados que en otros países han dado tan buenos resultados? ¿Y con los misiles, que no distinguen entre militares y civiles? Cátodos, tornillos y turbinas, emplea la nitroglicerina y la estricnina. Es necesario humanizar nuestra política, emplea incluso armas químicas. ¡Vivan las víctimas! ¡Vivan las estadísticas! Ja, ja, ja.
(Avería agita su rayo. Efecto de explosión. Ha desaparecido.) SONORO: Qué gran estadista es nuestro presidente. Debo hacer algo urgentemente. No podemos engañar a nuestros electores: les prometimos tiempos peores y que morirían entre estertores. ¡Viva el humanismo!
La Bruja Avería nació en la edad moderna para anunciar la edad de piedra y su actualidad es, por desgracia, la actualidad del pasado más siniestro: la actualidad de un nuevo fascismo "democrático" (como ya advertía Brecht) para el que estos, mismos guiones resultan ya un poco demasiado fuertes, agresivos, subversivos, precisamente porque se ocupan de él y lo denuncian. Esperemos que haya en ellos todavía la suficiente "exageración" La suficiente extemporaneidadcomo para que sigan haciendo reír. Porque a veces tengo la culpable sensación de que es la Bruja Avería la que nos gobierna -pero su rayo es de verdad y sus víctimas somos todos-; y que estas soflamas swiftianas, escritas para iluminar satíricamente un horror incipiente y llamar a la lucha contra la globalización, son ya de hecho el programa político oficial del Cuarto Reich.