Creadores del arte nuevo

Sinopsis

Arte Nuevo, así denominaron los propios protagonistas el proceso de vinculación de las artes plásticas españolas con el Movimiento Moderno internacional de las primeras décadas del siglo XX. Al nombrar lo nuevo se estaba queriendo acoger algo de más amplios márgenes que el estricto sentido de la estética de vanguardia. Lo nuevo, como dijera Moreno Villa, se convirtió en sinónimo de todo lo vivo y actuante en el devenir de la creación artística. Y aludir a lo nuevo -añadía- era, de inmediato, provocar estímulos e iniciativas transformadoras.
El Arte Nuevo no puede ser leído como un relato: nunca propició un discurso dogmático o prioritario. El Arte Nuevo tiene que ser mirado como se mira un plano o un mapa: los puntos de referencia coexisten en un mismo nivel; los itinerarios pueden ser elaborados por quien quiera adentrarse en el territorio de sus experiencias. Y es por ello que el Arte Nuevo fue también, o quizás sobre todo, una suma de trayectorias personales. En el interior de la geografía española, apostar por el Arte Nuevo era asumir un reto que transformaba la vida privada y las relaciones sociales de todo creador que aceptara el envite. Quien se implicaba en el Arte Nuevo pasaba a formar parte de un reducido grupo de audaces -de diverso origen social y de variada ideología política- que, casi sin apoyos institucionales, sin coleccionismo artístico, sin marchantes y a la espera siempre de la captación de un público propio, creyeron firmemente que, en España, apostar por el nuevo arte era también apostar por un país nuevo.