Isla militante

Sinopsis
Hacia el final de sus vidas, Shakespeare, en La tempestad (1611), su última obra teatral, y Cervantes, en & x0201C;La ínsula Barataria& x0201D; & x02013;el Quijote, Segunda Parte (1615)& x02013;, coincidieron en adoptar, curiosamente, un escenario insular.
A partir de esos legados, se busca recomponer la ardua fisonomía de unas islas inmersas en lo que Seamus Heaney llamó & x0201C;los seculares poderes del tormentoso Atlántico& x0201D;; acaso, porque, a diferencia del Mediterráneo (considerado, en ambas tramas, Tierra Firme de sus duques respectivos), no es un mar sino un Océano & x02013;o un mar medi-oceánico...& x02013;. Y se contrastan, para ello, materiales de autores insulares de diversas latitudes: cubanos, como Lezama y su Teleología de lo insular, N. Guillén o Sarduy...; antillanos de otras lenguas, como D. Walcott o A. Césaire, quien, en Una tempestad, reubicó la obra de Shakespeare en el Caribe; canarios, desde Cairasco a P. García Cabrera (El hombre en función del paisaje)..., o irlandeses, como Joyce, Beckett o el propio Heaney, quienes, desde su común trastierro, argumentaron la imposibilidad de abandonar la isla. La misma preeminencia del espacio (geográfico) e irrelevancia de lo temporal (histórico) que Cervantes y Shakespeare otorgan a sus islas respectivas, se observa, en efecto, en esa vasta región acuática que Breton canonizó como Meca del Surrealismo. Tanto Calibán como Sancho Panza se ajustarían a las cualidades que Joyce concede a los insulares atlánticos: & x0201C;Silencio, destierro y astucia& x0201D;. Y el humor que prevalece en sus ínsulas es, asimismo, como estipuló también el autor de Ulysses, & x0201C;wet & dry& x0201D; (& x0201C;húmedo y seco& x0201D;).

Antonio Puente (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) es escritor, periodista y crítico literario. Especializado en el periodismo cultural, ha colaborado, y colabora, en diversos medios de difusión nacional, como El País, La Razón, ABC, y en los periódicos canarios La Provincia y La Opi