Cuando canta el petirrojo

Sinopsis
Corre el mes de junio de 1946 cuando Andrés Mostalá acaba de terminar sus estudios de Medicina en la Universidad de Zaragoza. Con el título recién estrenado en el bolsillo, acepta una oferta de trabajo del Ayuntamiento de la Villa de Echo (Huesca).

Pronto se hará familiar la imagen del joven médico con su sombrero Homburg, a lomos de la yegua Gitana y con su maletín colgado de la montura, recorriendo el valle para asistir a sus pacientes.

Los escarceos amorosos del médico con la hija de la dueña de la fonda donde se hospeda y su relación formal con Adela, la maestra del pueblo, serán el preludio en el aprendizaje sentimental de Andrés hasta la aparición de María, pieza clave que da voz y protagonismo a otro escenario: el monte donde se mueve una partida de maquis que conserva viva la llama de la República, manteniendo en jaque a las fuerzas del orden con sus incursiones y sacudidas.

Así, el entorno geográfico de esta novela realista con toques costumbristas no es otro que ese Pirineo que desempeñará un papel esencial hasta 1948, tras la orden de retirada del maquis, en la dinámica de la lucha guerrillera contra el régimen de Franco.

La narración avanza en Cuando canta el petirrojo capítulo a capítulo, fotograma a fotograma, con la precisión de un reloj suizo y del buen saber hacer de Rafael Oliván, quien, en esta su ópera prima, invita al lector con pasos lentos pero seguros a posar la mirada sobre lo aparentemente sencillo, a saborear y sentir, como en el mejor cine de David Lynch, una historia verdadera .