Breve historia de este puto mundo. "La estremecedora biografía de la Tierra y sus habitantes, contada con humor y perplejidad"

Sinopsis
Un libro que recoge los acontecimientos más importantes de la historia del mundo vistos desde el sentido del humor, el cinismo e incluso el absurdo.
Nadie se había atrevido a escribir la historia de este puto mundo con el célebre y corrosivo humor de Daniel Samper Pizano, que hace reír pero deja un eco de inquietud. Ahora está aquí: desde el Big Bang hasta un ominoso anticipo de lo que nos espera. ¿Dónde empieza el chiste y dónde la realidad? Ni él mismo lo sabe.
Estos son algunos de los apuntes de este tratado universal:
Se supone que todo empezó con una célula hace 5.000 millones de años. ¡Una sola célula! Y miren ahora cómo estamos.
Los egipcios viven en Egipto desde hace más de 5.100 años, cosa bastante meritoria si se tiene en cuenta el clima del país y las inefables diarreas que produce el agua de sus grifos.
Todos los lugares que hoy vigilan o atacan los drones de Estados Unidos ya los había vigilado y atacado Alejandro, sin necesidad de radares, satélites, pólvora ni tonterías.
Desde Da Vinci, se denomina "renacentista" al hombre que es capaz de ejercer múltiples oficios. También "padre de familia de clase media".
Darwin tenía razón, solo que quienes estaban altamente ofendidos por la comparación eran los chimpancés, que no han desatados guerras mundiales ni matado a miles de monos de otras especies por diferencias de opinión sobre el poder calórico del plátano.
El capital, tratado clásico de economía marxista, es un libro clave de los últimos dos siglos, si bien pocos de los que lo citan lo han leído y solo una mínima proporción de los que lo han leído lo entendieron.
La crítica ha dicho...
Daniel Samper Pizano acaba de publicar un nuevo libro en el que combina historia y ciencia con humor. Fiel a su estilo, logra educar y entretener sin caer en el chiste fácil ni en la densidad científica.
Semana
Es un relato con el humor de siempre de Daniel, que parece tener en la lengua y en los dedos (y por supuesto en su cabeza sin pelo), el