Diana de Poitiers "Bajo el mármol blanco y negro"

Sinopsis
Nunca una historia de pasión y poder tuvo tantas repercusiones en el devenir político de una corte. Nunca en la Historia una favorita influyó tanto en un rey como Diana de Poitiers lo hizo sobre Enrique II de Francia. Los que la envidiaban atribuyeron su gran poder a una belleza arrebatadora; los que la temían sabían que detrás de ese porte sereno y sensual se escondía una inteligencia temible y un espíritu independiente capaz de vivir al margen de las normas de una sociedad que ignoraba deliberadamente a la mujer.

Muchos indicaron que la alquimia y la brujería eran la causa de su poder de seducción. Sin embargo, las escenas de intimidad en las que se desarrolla el amor entre Diana y el soberano, y los sabios consejos que ella le proporcionó, explican por qué Enrique II decidió dejar de lado a su verdadera esposa, Catalina de Médicis, y dar prioridad a la compañía de una mujer de gran carácter que la Historia, hasta la fecha, ha querido mantener en el anonimato.

Catalina, sabedora del extraño influjo que Diana ejercía sobre su marido, hizo horadar el techo de la alcoba de la favorita para poder observar clandestinamente la vida que llevaban los amantes. El propósito era desentrañar el embrujo que retenía al esposo noche tras noche fuera del lecho conyugal y conocer la práctica misteriosa que le otorgó a Diana lo que ninguna cortesana ha podido conseguir: el poder absoluto de la favorita en asuntos de Estado.

Concepción Calleja nos relata la historia de amor de una gran desconocida, de una noble, de una mujer en definitiva, que supo burlar el estereotipo femenino de la época (la Francia del siglo XVI) e imponer su voluntad de vivir junto a su amante reinando sin ser reina hasta la muerte del monarca en 1559.