Joan Miró "Cosmogonías de un mundo originario (1918-1939)"

Sinopsis
La primera pintura que de Miró se conserva, un paisaje de 1908, presenta en su reverso una composición realizada posteriormente, a comienzos de los años sesenta, cuyas formas remiten al paisaje primigenio. Entre ambas obras se halla esbozado
el camino que, en su dilatada trayectoria artística, recorrería Joan Miró. Sin embargo es en sus primeros veinte años, entre 1918 y 1939, donde se halla el origen y formación del universo mironiano. En las obras realizadas en este periodo creativo la historiadora del arte M. J. Balsach halla influencias y afinidades, tanto con la historia del arte como
con la literatura, que serán decisivas en la obra futura de Miró. En ellas puede rastrearse además la profunda vinculación del artista con su tierra natal, pero también asociaciones sorprendentes con
las pinturas de las iglesias catalanas y de los retablos góticos. Desde la denominada pintura detallista hasta la Naturaleza muerta del zapato viejo, las influencias y motivos iconográficos que presentan sus obras
sitúan a Miró junto a los grandes creadores de
la historia del arte. Pero de su mirada poética sobre las cosas y los hombres nacerá, como él deseaba, una pintura más pura, más auténtica: un universo pictórico reducido a formas primigenias y lleno
de símbolos y signos.