Cruces de Doñana

Sinopsis
El Parque Nacional de Doñana es uno de los pocos humedales que todavía se conservan en Europa, aunque por su acusada meridionalidad y sus cualidades ecológicas, podemos considerarlo tan africano como europeo. Por esa razón resulta vital para las migraciones de miles de aves que, huyendo del hielo del Norte o del tórrido calor del Sur, acuden a sus tierras en otoño, para invernar, o en primavera, para la cría. Pero no sólo es vital para ellas; en Doñana también encuentran refugio temporal otras muchas aves que, por una u otra razón, suelen viajar de forma esporádica o con cierta periodicidad de un sitio a otro. Es el caso de los flamencos, para los que Doñana representa una despensa alternativa casi cotidiana. Junto a estos pájaros viajeros, viven en Doñana otros muchos que la tienen como residencia permanente y estable, hasta un total de casi cuatrocientas especies distintas. Tal biodiversidad no es sólo ornitológica. La compleja red de paisajes que componen Doñana (marismas, arenas con sotobosque mediterráneo, pinares, lagunas, dunas vivas, playas y franjas ecotonales) dan cobijo a numerosos mamíferos, reptiles, peces, insectos, árboles, arbustos e hierbas, en una variedad que sorprende y que parece milagrosa, a tenor de las . muchas agresiones ya consumadas y las inquietantes amenazas que penden sobre su supervivencia. A toda esta riqueza natural, hay que añadir las leyendas y las tradiciones.