Inquisición, La "Y el genocidio del pueblo cátaro"

Sinopsis
Si hacer patente lo sucedido es tarea de quien escribe el pasado, Hoffman Nickerson parece hacerlo renacer de entre los muertos en esta obra sobre el genocidio sufrido por los cátaros a comienzos del siglo XIII.
Este autor norteamericano, nacido en Nueva jersey en 1888, penetra en el espíritu de la Edad Media de manera tan minuciosa y sagaz, que da la impresión mediante algún artilugio temporal al mejor estilo H. G. Wells (admirado y frecuentemente citado por él)- de haber estado en la cruzada albigense y retornado para narramos lo que allí sucedió.
Los detalles que recrea ofrecen al lector una perspectiva clara y precisa del contexto histórico; ciertamente, la búsqueda de conectarse con el espíritu de la época parece ser la estrategia de Nickerson para no topar desde el vamos con el rechazo que un tema como la Inquisición provoca instantáneamente.
En esta obra -editada por primera vez en 1923- la portentosa narración deja poco espacio a la teología; el autor funda su análisis en los aspectos políticos y militares que permitieron el establecimiento de la Inquisición. Cabe señalar que Nickerson era anglicano o, como él mismo expresara, episcopaliano por educación -así llaman a los anglicanos en las Estados Unidos-, y por elección miembro de la iglesia anglocatólica de esa comunión. Esta formación le permitirá, a lo largo de su trabajo, una lúcida analogía entre el prohibicionismo norteamericano (instalado en el código moral protestante de principios del siglo XX) y la Inquisición. Hoy, Círculo Latino se complace en presentar al público lector esta obra precisa y puntillosa en la que se examinan los hechos y circunstancias históricos que condujeron a la organización de esta institución judicial creada por el pontificado en el siglo XIII y que tuvo como misión localizar, reprimir y exterminar a ultranza a personas a corporaciones acusadas de herejía. Una obra donde Nickerson, tal vez como ningún otro historiador, detalló paso a paso los acontecimientos que llevaron al exterminio de los perfectos cátaros que habitaron el mediodía francés.